Seguidores

sábado, 29 de diciembre de 2012

Me mimo como una princesa,


y se despertó con una puta. Nunca se acostumbro a mis malas caras después de sus “no” a follar y se quejo después cuando vinieron otros a arreglar sus desastres de cada viernes. Pero se equivoco, yo era menos de vestidos y más de andar en bragas y sujetador y así paso me las robaron y se cabreó. Chilló y yo hice como que me importaba, pero no. Me aburrió esperar sus “si” una vez al mes y busque los de otro, pero me supieron a mierda y tuve que volver echándole de menos y suplicándole que me quisiera como una gata en celo, restregándome en su entrepierna. Pero él quería más y yo venía manoseada y herida de otras manos, de otras bocas y eso a él no le gusto y acabe por no gustarle yo. 

domingo, 16 de diciembre de 2012

No te ha sorprendido que te diga que estoy mal.


Como cuando tú me dijiste “quizá te quiero”, nadie se ha movido, ni ha dejado de respirar. Ese silencio de segundos me hizo mirarte y odiarte, pero algo no me dejo levantarme y escupirte a la cara: “yo no estoy buscando quizases”. Se me olvido de que hablábamos cuando me miraste con esos ojos de se ha acabado y yo me aferré a tu te quiero como una perra y suplique. Tenían razón mis amantes, en eso de que, antes, la mala era yo, con una excepción, esta vez, yo quería quererle querer y él a mi no.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Podemos cantar con los muertos si quieres.


En el transcurso de estos meses, me he echado a perder. No fumo, pero bebo. No amo, pero follo. Te dirán que no, pero sí. Yo te diré que sí, pero no. Tú me dirás que es verdad, ¿pero el que? ¿pero quién? Yo empezare con porqués y tú me darás el portazo y la espalda. Mirarás por la ventana como si no pasará nada…y aquí dentro oscurece y se marchita lo que siento y lo que sientes. El invierno no va a perdonarnos el verano, pero puede curarnos, como si no pasará nada…


domingo, 9 de diciembre de 2012

Y el hielo se hizo hielo y el fuego me abrasó.


Me pase la vida huyendo, corriendo, pasando de abrazo en abrazo sintiendo esa extraña sensación de vacío cuando permanecía mucho tiempo a la deriva sin unos labios que imaginar besar. Y nunca me pregunte porque, creía que estaba bien y yo era la que no lo estaba. Llegó un día en el que me ofrecí al mundo y le dejé entrar tan hasta el fondo que me arrancó el corazón y entonces no estaba vacía, pero sentía un hielo abrasador cada vez que abría los ojos y no te encontraba a mi lado. Ningún lugar tenía el suficiente calor para mí, ni ningún cuerpo, ni ningún recuerdo y mis sentimientos comenzaron a derretirse y a cubrir toda la habitación, hasta tal punto que ya no veía mi reflejo en el espejo y me olvide de respirar y de quererte si es que alguna vez lo hice. Y para un día que salí a la calle, me di cuenta de que el mundo había cambiado tanto, que ya no me necesitaba, ni tú tampoco.


sábado, 8 de diciembre de 2012

Estas atravesando los seis grados de una separación.

Has leído libros y visto programas, nadie sabe cuál es la mejor manera. Cualquier cosa para poder salir de tu mente, pero no pasará. Intentas cicatrizarte con el alcohol, echas a perder tu vida. Ves el pasado esfumarse. Finges una sonrisa, mientes y dices: "estoy mejor que nunca", y que todo esta bien, pero no es así, no. Estas atravesando los seis grados de una separación. En el primer grado crees que lo peor es un corazón roto, pero lo que realmente te matará será el segundo. Y el tercero es cuando tu mundo se divide por la mitad. En el cuarto pensarás que arreglaste tu corazón, pero en el quinto lo verás con otra y el sexto es cuando admites que quizás la has jodido un poco. No, no hay ayuda. Es un "salvese quien pueda". No se puede empezar de cero sin encontrarle fin a lo anterior...


lunes, 3 de diciembre de 2012

Crecí de golpe un dos de Marzo entre tus brazos.


Nos curamos mutuamente al rozarnos con las manos y nos quedamos juntos cuando nos dieron el alta de observación. Tú alegaste locura transitoria pero, yo estaba loca de verdad por no querer perderte y acabé dándome de cabezazos contra la pared, pero era todo mentira, como todo lo que tiene que ver conmigo y con mi completa apatía, todo mentira. No producía nada oír como la semana pasada te habías follado a tres, porque por alguna extraña razón volvías a mi cada noche ansiando que gimiera tu nombre, para sentir que al menos algo estabas haciendo bien si yo seguía contigo. Pero era todo mentira, menos cuando me besabas. Algo de repente quería pertenecerte para tener al menos un lugar al que llamar hogar y que no tuviera nadie más. Y ese fue el problema, que ese algo no era tan fuerte como las raíces que empezaste a dejar crecer por mis brazos y mis piernas, engulliéndolo todo, haciéndome ver que algo había cambiado y era serio. Y yo soy de las que se ríen con lo serio, así que tú te lo tomaste mal y yo no lo entendí.  Echaste raíces en otra y yo no lo entendí. Incluso después de seis meses seguí sin entenderlo y por supuesto nadie me convenció de que tu amor era falso, tan falso como lo había sido el mío. Pero nuestras cuatro paredes se tambalearon un poco, una pizca, una milésima de milímetro y entro la realidad y me pillo sola y desarmada, viendo como tus labios estaban hablando con otra en nuestro idioma. Y entonces tampoco lo entendí, ni quise, porque era difícil de explicar, aunque estaba claro. No pude contárselo a nadie y lo negué cuando me preguntaron o me hice la loca, de verdad, por no querer admitir que te perdía y un poco más por no admitir que era culpa mía. Así que me comí mi amor de mentira, que ahora empezaba a ser un poco más odio de verdad, volví, puse buena cara y pensaron que estaba bien. Les seguí el rollo. Había oído que dejarse llevar a veces estaba bien, pero todos esos labios me abrieron socavones en la piel y me arrancaron la ropa. No fueron educados, ni me llamaron después. Eché de menos todas esas cosas de ti y no te lo dije. Las busque en tu amigo y no funciono. Y después de toda tu perfecta prepotencia y mi falta de ganas aquí estamos, tú en tu cuarto y yo, en el mío.