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sábado, 16 de marzo de 2013

The big bad wolf.

Yo era una romántica, de esas de las que ya no quedan, y contuve todas mis ganas de hacértelo cuando te dije que no a follar en la primera cita, pero a ti se te puso esa cara de lobo feroz, devorando cada palmo de mi ropa interior aún a aquella distancia. 

Y finalmente el deseo pudo más y acabamos en la parte de atrás de tu coche rojo, (que irónico, como mi ropa interior) hablando de querernos, de intentarlo, mientras ponías aquel cuero negro sobre mis hombros y me pedías que parara o que te follará y yo me reía, con esa risa malvada que las princesas no deberían tener, con ese carmín rojo que “tú no deberías haber conocido”, te repetías de camino a casa. Y con él que te despertaste soñando aquella mañana antes de llamarme disimulando aquellos colmillos tan largos “para comerme mejor”.

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