A todo el mundo le ha pasado, pero la gente miente.
En
verdad no importa todo el odio de ahí fuera, sino el de él cuando mira con esos
ojos…y tú sabes perfectamente que está pensando y entonces, las opciones se
reducen a un amplio abanico de dos: “es algo que has hecho” o “algo que no le
has hecho”. Pero te cuesta pedirle perdón y nunca dices que si porque si, así
que pasas la mano por detrás de su cuello e intentas arreglarlo y te chocas con
su rechazo, que es aún peor que cuando te mira con esos ojos. Y te sigue
mirando, con esos ojos tan de cualquiera, pero tan suyos, que te hace suya y te
ata, a la vez que te esta rogando que te vayas. Pero es tarde, porque tus manos
ya no entienden, ni escuchan y le quieren. Y tú intentas corregirlas, evitar
preguntarte que hay detrás de ese botón medio desabrochado llamándote,
pidiéndote que te quedes a dormir o para siempre pero que sea mucho rato…Y ese
rato, solo duró un par de meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario