De vuelta a las andadas, a dormir en camas con otros nombres. Siempre lo supe, era un todo o nada y mi nada fue demasiado para tus pocas ganas de todo. Aún así te llamo otra vez, te bailo una vez más, como si fuera la primera y no lo recordará. Y tú finges quererme o quieres fingir, el caso es que tu mano baila en mi entrepierna y no me muevo y la casa amenaza con gemir tu nombre por segunda vez.
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